George Martin, el histórico productor de los Beatles,
falleció ayer a los 90 años. La noticia, como era de esperarse, ganó repercusión rápidamente. Paul McCartney
escribió una sentida despedida en su página de Facebook. En un escrito de ocho
párrafos, el artista recordó con cariño el papel que Martin desempeñó en la
creación de Yesterday, lo distinguió como un verdadero amigo, como un segundo
padre. Y además, en una suerte de oficialización definitiva, le otorgó el
título de quinto beatle.
Es por demás probable que, gracias al talento de sus
integrantes, la carrera de los cuatro de Liverpool hubiera despegado aún sin la
ayuda y la experiencia de George Martin. Pero el destino (y la insistencia de
Brian Epstein) los cruzó la mañana del el 6 de junio de 1962 en el estudio tres
de Abbey Road y sus vidas quedaron ligadas definitivamente.
Desde aquel primer encuentro, la influencia del trabajo del
productor en la explosión y en el desarrollo del potencial de los miembros del
grupo es innegable. Desde sugerir un cambio en la formación (sale Pete, entra
Ringo) pasando por los arreglos de cuerdas en Yesterday, Eleonor Rigby, hasta
la orquesta naval “incrustada” en Yellow Submarine, entre incontables
intervenciones. Sin hablar de su infinita paciencia para lidiar con las
personalidades y egos de la banda más importante de la historia. Pocas veces el
trabajo de un tercero fue tan decisivo en la historia de un artista.
George Martin inventó el trabajo de productor tal como se lo conoce en estos tiempos. Sin en él, no existirían los Rick Rubin, los Nigel Godrich, los Mark Ronson y tantos otros. Mucho más que el hombre detrás de la consola de grabación.
George Martin inventó el trabajo de productor tal como se lo conoce en estos tiempos. Sin en él, no existirían los Rick Rubin, los Nigel Godrich, los Mark Ronson y tantos otros. Mucho más que el hombre detrás de la consola de grabación.
Buen viaje, George.
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