Las hojas del almanaque vuelan, se
desprenden a velocidad inaudita poniendo distancia de la noticia, del shock
inicial, de la sorpresa horrible. ¿Ya pasó un
mes? ¿En serio? ¿Tan rápido? El tiempo pasa pero, paradójicamente, su
figura se agiganta, aún más. Es como poner la vista en el espejo retrovisor y darse
cuenta que hay algo imposible de dejar atrás. Un perseguidor incansable. Ya
avisé, no estoy hecho para soltar. Cada canción, cada imagen (sound and visión) cobran una relevancia mayor, porque para colmo el universo parece
conspirar a su favor y las cosas tienden a tener alguna extraña vinculación. Entonces todo está
bajo su influencia, linkeado a su música. Todos (o casi todos) comparten esta fijación y tienen algo para contar sobre él, o te pones a buscar una
canción cualquiera y en las búsquedas relacionadas aparece otra vez con alguna
versión que no conocías, o te pasan un cover de una de sus canciones, y todo es
así, hermoso y constante, porque ¿cómo carajo se va a morir Bowie?
No hay comentarios:
Publicar un comentario