En mis años mozos, a finales de la lejana década del
ochenta, grababa enormes cantidades de compilados radiales en cassette. Mixtapes aleatorios,
sometidos al capricho del musicalizador de turno y a las exigencias
comerciales de las compañías discográficas. Un niño de diez, once años, con el
gusto musical todavía en desarrollo, vulnerable a los acordes que salían de los
parlantes, esperando agazapado, como un cazador aguardando por su presa, por una
canción.
Durante esa vigilia frente al grabador, primero un Toshiba, más
tarde un Fisher doble cassettera, no hacía otra cosa que esperar. En silencio,
sin distraerme con otras actividades. Sólo escuchar. Los dedos tensos,
preparados para saltar sobre las teclas play y rec, que debían ser pulsadas en
simultáneo.
No era una tarea sencilla. No, señores. Una vez que la canción empezaba a
sonar y que el grabador comenzaba a registrar la ansiada música en la cinta,
quedaba esperar, implorar que el locutor/conductor pisará la introducción lo
menos posible. Y que al operador no se le ocurriera meter el seco con el nombre
de la radio en el medio del tema. No, no era fácil el asunto. Pero era uno de
mis juegos favoritos.
Una de las tantas canciones incluidas en aquellos TDK grises
de noventa minutos de duración, es la elegida para ponerle música a esta
especie de carta de amor al desaparecido arte del mixtape radial, y de paso,
cerrar la semana en DISCOS PERFECTOS. Con ustedes, ¿Qué he hecho yo para
merecer esto? (porque así la anunciaban) de los Pet shop boys.
Pet shop boys – What have I done to deserve this
Del disco Actually (1987)
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