Hay una frase
que afirma que aquel que recuerda los sucesos de la década del ochenta, es
porque no los vivió. Más allá de esa sentencia, sobreviven historias, como
leyendas, cuentos que fueron pasando de boca en boca, una especie de
transmisión oral sobre noches de rock, excesos y raros peinados nuevos. Dicen que en una de esas noches, un
procedimiento policial de los que eran habituales en aquellas épocas, terminó
con todos los asistentes a un show de Fricción, músicos incluidos, demorados en
una comisaría porteña. Después de aquella complicada velada, la banda empezó a
aconsejar a su público concurrir a los recitales acompañados de sus respectivos
abogados. Y Coleman empezó a cantar Héroes, el mejor cover jamás realizado de la canción de (todos de pie) David
Bowie, esposado al pie del micrófono.
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