Cuarenta y dos canciones. Una por cada año vivido. Una lista anárquica, desordenada. Un recorrido vital que avanza a los tumbos, subiendo y bajando, que no busca generar climas. A veces es festiva y otras melancólica. Una montaña de rusa de emociones. Una lista que obedece a un único patrón: música que amé, que aún hoy amo, profundamente. Temas que me sirvieron como compañía e inspiración a lo largo de cuatro décadas y un par de años. Espero que la disfruten.
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