Corro entre dos y tres veces por semana. Más por necesidad
que por verdadero gusto por la actividad, cosa que por ahora me mantiene
alejado de cierta logia runner muy de moda por estos tiempos que… corren. Un
año atrás, cuando los cuarenta aparecieron en el horizonte acercándose a
velocidad crucero, se encendieron todas las alarmas y fue momento de poner los
pies (y el bocho) en acción.
Una genética bastante benevolente me permite disimular las
cuatro décadas con gracia y elegancia. Por lo general no suelen acertar la edad
que tengo, lo cual no quita que no haya que cuidar el cuerpo. O al menos
intentarlo. Además ciertos rollos rebeldes a la altura del abdomen pedían a
gritos un tratamiento no invasivo.
La fatiga que me generaba el leve calentamiento previo antes
de jugar a la pelota, también fue otro indicador importante a la hora de
intentar emular a Forrest Gump. El pique desde la línea de fondo hasta la mitad
del campo de juego, en cancha de fútbol cinco, me dejaba en un estado similar
al apunamiento.
Además de los innegables beneficios físicos que conlleva el
ejercicio de correr, dicen por ahí que también ayuda a enfocarse, a aclarar los
procesos de pensamiento y ordenar las ideas. No tengo ningún tipo de objeciones
sobre lo primero, pero tengo mis serias dudas respecto a lo segundo. Después de
transitar la pista de atletismo del Parque Chacabuco durante algo más de un
año, puedo asegurar ante escribano público que mi cabeza sigue siendo un
rompecabezas con piezas faltantes. Más sano puede ser, lo otro te lo debo.
Corro con música, es condición sine qua non. Auriculares in
ear porque los de arco por razones obvias son inviables. Eventualmente, escucho
algún disco completo, alguna novedad que se imponga. Pero lo que suena por lo
general es una lista de canciones ideada especialmente para calzarse las
zapatillas y salir a quemar calorías. Las piezas que la componen suele ir
variando para mantener el interés, aunque hay algunas de ellas que son inamovibles,
que conforman una suerte de columna vertebral. Un playlist energético y
poderoso armado para que el climax llegue al final, cuando las energías están
casi agotadas y los últimos metros se hacen eternos. Cuando necesitamos un
empujón postrero para lograr el objetivo. Todos somos un poco Balboa cuando
esos temas empiezan a sonar.
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