Todos los clichés otoñales se apuran, se amontonan sobre el
teclado, listos para saltar al documento de word. Los días más largos, los
tonos ocres, las hojas de los árboles descansando en el suelo, el humo del
café, la mirada perdida, el calor que hace su última reverencia antes de la
retirada dejando el escenario libre para que el frío comience su acto. La
melancolía infinita de una ciudad, Buenos Aires, que parece estar construida
especialmente para vivir en esta estación.
Decididos a armar un playlist otoñal, convocamos una vez más
al estimado público a elegir canciones. El resultado de esa convocatoria no nos
sorprendió. La música que elegimos escuchar se relaciona directamente con el
estado de ánimo, obviamente, y con el
afuera, lo que pasa atrás de los muros, más allá de la ventana. Así, la
estación que acaba de empezar nos lleva indefectiblemente a la introspección, a cierta nostalgia, una enumeración sonora de los
elementos mencionados en el párrafo anterior. La de Queen es la excepción que confirma la regla.
Dicho esto, pongan el agua para el té, acá está la música.
El otoño ya está entre nosotros.
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