Foto: Tómas Correa Arce/http://www.tommyboy.com.ar/
Antes de empezar es necesario aclarar esto. Sin querer ser
este un panfleto digno de un encendido club de fans, es justo que decir que
Damon Albarn la rompe. Con Blur, con Gorillaz (que era una joda y quedo) y en
sus múltiples proyectos paralelos, ha demostrado ser un músico talentoso. Un
artista movido por la curiosidad, con la audacia necesaria para no quedar atado a un genero. Su perfomance en vivo, que de eso se trata todo esto, está a la
altura de sus antecedentes.
En una de las escalas latinoamericanas en la gira
presentación de su reciente disco solista, Everyday robots, el músico inglés
realizó dos shows a sala llena en el teatro Gran Rex. Lo hizo acompañado por su banda The Heavy Seas,
integrada por The PSM en batería, Michael Smith en teclados, Jeff Wooton en
guitarra y por Seye, que alternando bajo y guitarra, se convirtió en un
verdadero espectáculo aparte.
La languidez casi etérea de las canciones de Everyday
robots, cobran cuerpo en sus versiones en vivo. Albarn aprovecha la hora y
media de show para hacer un resumen de la búsqueda emprendida en su carrera,
dejando espacio para apenas dos canciones de Blur, All your life y una muy
emotiva End of century. Ese mini bloque de nostalgia noventosa, tiene un
abrupto corte con la versión de, a esta altura clásico de Gorillaz, Clint
Eastwood, tema que se convirtió, con Albarn tirando pasos de baile al mejor estilo
Thriller, en el punto de máxima efervescencia de la noche.
Poco quedo de aquel brit pop que encendió estadios en la segunda mitad de la década del noventa, más
allá de la energía puesta sobre el escenario y el innegable carisma del cantante
para conectar con el público. Un público que parece saber de antemano que el
plato que le será ofrecido para disfrutar, tiene otros ingredientes.Igualmente disfrutables.
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